10.11.09

CIUDAD 10GRADOS CENTÍGRADOS

Podría haber sido el principio de todo
de la luz, de la oscuridad
del mar, del desierto
del la distancia y la cercanía

Las cuidades eran en ese tiempo una gran acumulación
y quisiera adelantarme al final, sin embargo el final aún no existía.

Las ciudades ocultaban en esos tiempos el sueño que alguna vez pudo haber subsistido dentro de nosotros como una incontrovertible realidad, un fantasma que recorría cada uno de los discursos más comunes en esos días.

Pudo haber sido el principio de la cosa
pero la ciudad permaneció con el misterio.

Una casa abierta
una ventana cerrada
una mesa y en la mesa una carta:
-REGRESAREMOS AL PRINCIPIO Y ESE PRINCIPIO SERÁ ABSOLÚTAMENTE CLARO, COMO EL AGUA CRISTALINA DE NUESTROS SUEÑOS-

Así duró el tiempo sumergido dentro de los tiempos porvenir y la gente comenzó a olvidar.

Sólo un recuerdo regresaba insultantemente a mis ojos francos
el color de los tuyos
y el calor que alguna vez tuvieron
ni todo el tabaco del mundo pudo contener dentro de mí ese recuerdo
que se desvanecía a cada momento
dramática paradoja: el recuerdo de ese color se iba como la lluvia se va en llanto
pero permanecía firme como una roca maciza a mitad del desierto

y así mantenía mi equilibrio entre las luces de la ciudad
entre la razón de ser de todos sus habitantes
una melodía sosegada provocaba que mi respiración se detuviera
para contemplar el paso de los años y de la vida misma

Sedente, ocultaba el secreto
que era el mismo relativo a la ciencia de la voz de todos
y sin embargo huidizo y enfermo
como todas las ideas que teníamos en mente
en aquellos días de infinita soledad

Qué era aquello
por lo cual no hacíamos que todo ardiera dentro de un fuego de hielo
que calcinara hasta la última molécula de nuestros cuerpos?

Supimos sernos fastos, exuberantes, altivos, hasta la indecencia
y al mismo tiempo tan frágiles como los restos que se exhuman de la vieja tumba
saberse, no saberse
relatarse sin estar presente
esa fue nuestra historia de cautivos de otros.

Este ruido taladraba noches enteras esta habitación magníficamente
ataviada con nuestras oraciones escritas entre sus paredes de cal blanca:
un beso en la frente de mamá
un rostro opacado por décimas cúbicas de lluvia roja
las luces de los fanales de carros que tranportaban nuetro secreto.

pero qué es ese secreto tan estúpida y celosamente guardado por ti
ciudad huidiza
criminal
asesina?

la partícula del sueño y del ruido
del deseo y del significado de amor en tercera persona

Soledad.

1 comentario:

Penélope Miranda dijo...

Perdone usted la crítica literaria tan refinada, pero éste está rompemadres. hermoso.

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